Quesos producidos con el cuidado que usted merece

El queso Turrialba es un queso fresco, con aroma suave y un delicioso sabor. Mantener estas propiedades tiene su ciencia y sus cuidados.

Como su grado de humedad es muy alto y el grado de acidez o ph es neutro, es muy fácil que penetre una bacteria si no se sigue el procedimiento de inocuidad en su producción y empaque y la temperatura adecuada en su transporte y almacenamiento. Una vez en manos del consumidor, el cuidado sigue siendo importante para su buen estado y duración

Bacterias las hay de todo tipo que inciden en los quesos. Lo que hay que diferenciar son las buenas y malas. Las buenas son necesarias, por ejemplo, para hacer madurar cierto tipo de quesos, pero las malas pueden producir enfermedades graves. Y estas no solo pueden estar presentes en el queso, sino también en la leche con la que se produce, según resalta Tito Zúñiga, amigo y asesor de Del Guayabal, santacruceño de corazón y con amplia experiencia en el sector lácteo.

Esto implica contar con muy buen ganado, como lo son las vacas tipo jersey de Santa Cruz, que pastan en las fincas locales que proveen de leche a Del Guayabal, aunado a un estricto cuidado veterinario y control de enfermedades, así como a la garantía de una leche siempre fresca (que no tenga más de 12 horas de ordeño y se mantenga con la temperatura adecuada).

Ternero de raza Jersey

En cada finca se sigue también un estricto protocolo de ordeño con medidas higiénicas como lavado de manos y de equipo, utilización de guantes, desinfección de instalaciones y control de la mastitis en las vacas, que es la inflamación que se produce en la glándula mamaria y que puede deberse a un sobre ordeño o a la presencia de bacterias. 

El control que exige la producción de cualquier tipo de queso es muy grande e inicia con evitar que la leche venga contaminada con antibióticos o diluida en agua. Lo primero, porque el antibiótico se traslada al producto y, lo segundo, porque además de que no pasa los estándares de calidad requeridos, diluye la proteína, que es la materia prima del queso.

Cuando una vaca debido a una afección debe ser tratada con antibióticos, se separa del rebaño con el fin de su leche no se mezcle con la de las demás y se lleva un registro de su caso.

Un proceso de cuidado

Asimismo, el proceso de pasteurización que se sigue con la leche, donde esta se mantiene a 65 °C de forma constante por 30 minutos, elimina los patógenos que puedan existir, así como el mantener posteriormente el cuajo, que es la base del queso, a temperatura de congelación.

El trato que se les da a las vacas también influye en la calidad de la leche, por lo que las mismas deben gozar no solo de muy buenos pastos, sino también del espacio, tranquilidad y cuidados necesarios.

Esto es característico en las fincas lecheras de Santa Cruz de Turrialba, de donde el queso fresco Turrialba Del Guayabal obtiene orgullosamente su materia prima más importante al apoyar también a las familias de la zona, todo lo cual incide en que su queso artesanal sea único.

El empaque, a su vez, se realiza al vacío (sin oxígeno) con una bolsa de polietileno para garantizar una duración de hasta 30 días, siempre y cuando se manipule adecuadamente el producto luego de abierto.

Todos estos protocolos son seguidos de forma estricta por parte Del Guayabal para el queso fresco Turrialba denominación de origen, así como para sus variedades de queso fresco Turrialba con especies y queso fresco Turrialba con romero y ajo, buscando que ese queso suave y cremoso que usted disfruta en el desayuno o a la hora del café, no solo sea delicioso, sino también seguro para su paladar y el de su familia.