Volcán Turrialba:
Un coloso que se eleva sobre tierras fértiles
Un punto dominante del paisaje turrialbeño lo es, sin duda, el volcán Turrialba, el cual se yergue al pie de la ciudad a 3340 metros sobre el nivel del mar. Es el segundo volcán más alto del país, ubicado en la parte más oriental de la Cordillera Volcánica Central.
En los últimos años se ha mantenido en gran actividad luego de que su último gran periodo eruptivo había tenido lugar de 1864 a 1866. Precisamente en 1866 lanzó tanta ceniza que esta llegó al puerto nicaragüense de Corinto, según se documenta en el libro Colosos Vivientes de la Fundación Neotrópica.
No es casual que gracias a este coloso, Turrialba posea una de las tierras más fértiles del país, lo cual se refleja en la alta productividad de sus suelos y hasta en el sabor de la leche producida por las vacas jersey, que se alimentan de sus pastos.
En las empinadas faldas del volcán, a 7 kilómetros de Santa Cruz, se ubica también el sitio arqueológico más importante del país: el Monumento Nacional Guayabo, que realza el valor del volcán Turrialba como un símbolo místico de gran importancia para las culturas indígenas ancestrales.
Hoy se levanta como un fiel testigo del pasado con el volcán en sus vecindades y entre panorámicas vistas de pueblos de montaña, campos de productos agrícolas tradicionales como papa y hortalizas, ganado de leche pastando plácidamente y gente laboriosa y “mañanera”.
Guayabo: Patrimonio Mundial de Ingeniería
En 2009, gracias a su impresionante sistema de acueductos y calzada, el Monumento Nacional Guayabo fue declarado Patrimonio Mundial de la Ingeniería, que otorga la Asociación Americana de Ingenieros Civiles (ASCE), una de las organizaciones de este tipo más importantes del mundo.
Pese a que Guayabo ya no estaba poblado a la llegada de los españoles y las causas de su desocupación son un misterio, sí se sabe que el sitio tuvo un elevado desarrollo por siglos y un gran significado cultural y político-religioso, realzado precisamente por la riqueza de sus recursos y la presencia del volcán.
Fue construido entre los años 300 a.C y 1.400 d.C y estuvo ocupado por grupos indígenas de la región cultural llamada Área Intermedia, que se extendió desde Alajuela hasta incluso Colombia, Venezuela y parte de Ecuador, según cuenta Luis Gerardo Montoya, Presidente de la Asociación de Guías Locales U-SERE.
Se sabe que esta ciudad precolombina fue habitada por personas especialistas en diferentes campos, dirigidos por un cacique o chamán, los cuales ejercían el poder político-religioso sobre una gran región. En épocas especiales, como el equinoccio de primavera, se dice que el sol hace una alineación perfecta con el centro ceremonial y el volcán Turrialba.
Hoy tanto el volcán como el sitio arqueológico, son motivo de orgullo para la comunidad de Turrialba y forman parte de su historia y el empuje característico de su gente.